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"El Perro Majorero y las apañadas en Fuerteventura"

 

En Fuerteventura, desde tiempos inmemoriales, el pastoreo fue una prioritaria dedicación que hoy sigue siendo una de sus principales fuentes económicas. En esta isla se ha conservado un Can, con una línea y un comportamiento que lo distingue de otras razas caninas, llamado de forma popular como "Perro Bardino" y reconocido por la cinofilia oficial como "Perro Majorero2.

Asistir a una apañada en Fuerteventura supone revivir una tradición ancestral que data casi desde que fue habitada por sus primeros pobladores, ya que son una herencia de la organización ganadera anterior a la Conquista del Archipiélago. En esta isla es donde con más fuerza han pervivido hasta nuestros días las apañadas y se siguen realizando de una forma muy parecida a las que practicaban los antiguos Majos. 
A continuación podrán leer unos fragmentos de crónicas en las que se puede ver la importancia que tenía el ganado para los antiguos moradores de la isla:

“El país está lleno de cabras… y cada año se podrán, de hoy en adelante, tomar 30.000 cabras… “(Le Canarien, [1965]: 134).
“Los mantenimientos eran… puercos y cabras…” (Ovetense, en F.Morales, 1978: 110).
“El país está lleno de cabras, tanto domesticadas como salvajes…” (Le Canarien [1965]: 134).
“…y para ahijar el ganado, aunque sean mil reses paridas, conocen la cría de cada cual y se la aplican” (A. de Espinosa [1980]: 44).
“El ganado desta isla de Fuerteventura es el más sabroso de todas las islas; el cual anda suelto por toda la isla…” (J. Abreu Galindo, [1977]: 59).
“(El ganado) anda suelto por toda la isla; y cuando querían tomar algún ganado se juntaban y hacían apañadas que llaman gambuesas” (J. Abreu Galindo, [1977]: 59).
“…dicen que su alimento era leche, mantequilla y carne seca…” (L. Torriani, [1978]: 74).
“Están bien provistos de quesos que están sumamente buenos… están hechos solamente con leche de cabra” (Le Canarien, [1959]: 250).

Los objetivos de las apañadas pueden ser tan diversos como, por ejemplo, comprobar el estado del ganado, proveerse de carne, marcar ejemplares nuevos, capar machos cabríos, ahijar, coger ejemplares para los rebaños domésticos, venta de baifos, etc. Pero básicamente consiste en ir reuniendo el ganado de costa (salvaje) que se encuentra normalmente en zonas montañosas, cauces de barrancos… etc, hasta una edificación de piedra normalmente con muros de 2 metros de altura y que consta de un corral mayor de forma circular y de otros de menor tamaño adyacentes a éste, donde se va separando el ganado. Este tipo de edificación utilizado desde épocas prehispánicas hasta hoy en día para este fin se denomina “gambuesa”.

La cabra majorera actual, consolidada como raza caprina con gran renombre internacional por ser una de las de mayor producción lechera y gran resistencia y adaptación a zonas áridas, ha sido exportada a Mauritania, Cabo Verde, Marruecos, Guinea, Venezuela, Cuba, etc. Siendo también muy apreciada y extendida por todo el archipiélago. Su origen (según diferentes tesis y estudios) lo podemos encontrar en el cruce de la cabra majorera que existía con anterioridad a la conquista, con cabras de troncos africanas, en concreto de la Nubiana y la Maltesa, creando así una cabra resistente al biotopo insular pero con mayor producción lechera.

  

La figura que regula las apañadas, las organiza y se encarga de revisar el correcto estado de las gambuesas se llama Comisionado, depende del Ayuntamiento y es elegido por éste y los distintos ganaderos. Fuerteventura tiene cinco comisionados, que corresponden a las cinco Mancomunidades ganaderas de la isla: Mancomún de Casillas, Mancomún de Betancuria, Mancomún de Jandía, Mancomún de Tuineje y Mancomún de Antigua. Después de encerrar a las reses en la gambuesa viene el momento de marcar los ejemplares nuevos según la marca que tenga la madre. El marcaje suele situarse en las orejas o la nariz y cada marca pertenece a un propietario registrado, éstas pueden traspasarse de padres a hijos y también venderse. Todo esto siempre bajo la supervisión del Comisionado.

Todo en las apañadas llama la atención por sus valores etnográficos y culturales. Antes he mencionado el origen prehispánico de las gambuesas, que son posiblemente las únicas edificaciones aborígenes que en el archipiélago a día de hoy se siguen destinando al mismo uso para el que se construyeron. Otro tema que llama la atención, por hablar de aspectos que nunca suelen mencionarse, es el de la riqueza lingüística que encierra este mundo, destacando la variedad de palabras usadas y pervivencia en el lenguaje habitual de palabras de los antiguos Majos como Teberite, Beletén, Baifo, Jaira, Tajorase, etc. También es curiosa la pervivencia de la lata o astia como herramienta viva y profusamente utilizada.

 

El Perro Majorero aparte de realizar las correctas funciones de guarda en fincas y viviendas, también tiene la capacidad de defender el ganado de posibles hurtos y del ataque de perros cimarrones. Trabaja el ganado sin dañarlo, conduciéndolo a los corrales o haciendo presa por el cuello de los animales esperando la orden de su dueño para soltarlo (sin provocarle daño alguno). El papel que juegan los Perros Bardinos en las apañadas es muy importante, siendo éste el de acompañar fielmente a los pastores como piezas fundamentales de esta ancestral tradición. La cabra es un animal díscolo e imprevisible, por lo que su control es tarea siempre difícil. En este sentido los perros son fundamentales para el momento de la persecución e introducción del ganado en la gambuesa, que es cuando las reses se encuentran más nerviosas y, de un modo desesperado, intentan salir por los pequeños huecos que quedan en el círculo formado por apañadores y perros. Éstos suelen apresar a las cabras que escapan por el cuello, inmovilizándolas sin dañarlas hasta que su amo le ordene soltarlas. Hay que matizar que antaño también se utilizaban, debido a su gran valentía, con ganado mayor como burros, vacas y camellos. Destacamos el caso de un señor del pueblo de La Matilla que cada tarde envía a sus dos Perros Bardinos a la montaña en busca de su ganado compuesto por seis burros, a los que guían hasta su corral.
Según muchos ganaderos sería casi imposible la realización de apañadas sin la presencia de buenos perros adiestrados para este fin, ni ahora ni antes. A pesar de que cada vez son menos los que adiestran a sus perros y conservan buenas líneas de Perros Majoreros, pero hay que decir que todavía quedan algunos pocos que han conservado hasta hoy en día muy buenos ejemplares y todavía los siguen utilizando en sus labores pastoriles, siendo éstos muy admirados por el resto de los apañadores.
El Perro Majorero es parte del Patrimonio Histórico de Fuerteventura, junto con las apañadas y éstas han sido uno de los factores que han forjado esta singular raza canina.

Artículo escrito por Beneharo Martínez y Mª del Mar Rodríguez.

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