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Historia del perro Bardino Majorero

  El perro "Bardino", también llamado "Perro Majorero" (de hecho, este segundo es su nombre oficial), se originó en Fuerteventura tras la llegada de los habitantes de la península española a esta isla a principios del siglo XV. Desde ese momento los "Bardinos Majoreros" se utilizaron en labores ganaderas, de guarda de fincas y de casas o como perro de compañía.

  Estos perros han sido durante casi seiscientos años los auxiliares imprescindibles de los ganaderos y campesinos majoreros, siendo imprescindibles para las apañadas y las labores diarias de cuidado del ganado. 

   Su fuerte temperamento los convierte en ciertamente peligrosos para aquellas personas extrañas que se aproximan por sus dominios. En el pasado, por su carácter belicoso fue muy apreciado como perro de pelea y con frecuencia se le cruzó con los perros de presa. 

   Desde el siglo XVII queda reflejado en los escritos de los Cabildos el gran daño que hacían los perros sueltos al ganado: 

 

  
"Acuerdos del Cabildo de Fuerteventura"

   

   

- (1605-1659) "Instituto de Estudios Canarios" -1970-

157 Legajo 1,f.214, 25 Agosto 1617. Villa de Betancuria.
Acordaron que Lucas Melián, con un escribano, vaya a la banda de Ayose y se informe de las personas que tienen perros de ganado y los mande ahorcar, por el daño que resulta a los vecinos y criadores. Y lo mismo acuda a la banda de Guise el Regidor Martín Fabricio y haga la misma diligencia. Acordaron que todo vecino que tuviere perro de presa suelto y sin cadena, lo pueda matar cualquier persona sin ser castigada. 

166 Legajo 1,f228, 19 Febrero 1618. Villa de Betancuria.
Mandaron que los que tuvieren perros de presa no los traigan sueltos, sino los tengan a recaudo, de suerte que no dañen los ganados. Sus dueños nos los darán a esclavos, mozos de soldada, ni muchachos para que los lleven a apañadas.

233 Legajo 2,f.27, 21 Octubre 1624. Villa de Betancuria.
Los ganados cabríos y ovejunos sufren grandes daños por los perros, por lo que acuerdan que todas las personas, en 8 días, maten los que pasaren de uno por vecino, para que sea custodia de su casa. Y esto se entiende respecto de los perros de caza y presa. Pasado el término sin haber cumplido lo acordado, se hará visita y al que se hallare no ha matado los perros, se le castigará.

254 Legajo 2,f 65, 21 Diciembre 1625. Villa de Betancuria.
Acordaron que todos los vecinos maten sus perros, pudiendo tener sólo uno y atado, de suerte que no haga daño, y haciéndolo será responsable el dueño sin más probanzas. 

255 2,f.65, 12 Enero 1626. villa de Betancuria.
Mandado por el Cabildo que los vecinos no tengan más de un perro, y que éste será de caza y no de ganado, por los daños que hacen a los criadores, se manda ahora que quien tuviere perro de ganado lo mate dentro de tercero día, pena de 4 ducados y 20 días de prisión.

275 Legajo 1,f.110, 16 Agosto 1627. Villa de Betancuria.
Por entrar personas, con perros o sin ellos, en los términos donde hay ganado salvaje, resultan daños y robos, por lo que mandan que nadie lo haga ni bajo pretexto de que van a la mar u otra parte, ni tomen res ninguna ni para marcar o matar, aunque sea suya propia, si no fuere con acuerdo del veedor y dos criadores, pena 600 maravedíes y 10 días de cárcel.
Por el gran daño que al ganado hacen los perros y por no haberlos matado pese a los autos que se han dictado, mandaron que en término de 6 días lo hagan, pena de 4 ducados.

  

296 Legajo 2,f.161, 16 Agosto 1630. Villa de Betancuria.
Por los daños que causa, mandaron que ningún vecino tenga más de un perro de caza, con cadena; y todos los demás los maten, pena de 600 maravedíes y 10 días de prisión. Para tener perro de presa deberá manifestarlo a la justicia.


305 Legajo 2, f. 183, 22 Marzo 1632. Villa de Betancuria.
Por los daños que hacen en los ganados mansos y cerreros, mandan que todos los vecinos maten los perros de ganado, quedándose sólo cada uno con un perro o una perra de caza, y si fuere de presa, sea con licencia del Gobernador, so pena de 6 reales.

422 Legajo 3,f.150, Enero 1645. Villa de Betancuria.
Se ve escrito de Personero General, Sebastián de Betancor, pidiendo se maten los perros que hay en la isla por el gran daño que hacen, a lo que acuerdan que el domingo ventidós del presente, se publique que todos los vecinos moradores, estantes y habitantes, maten todos los perros que tuvieren, menos uno, que les quede para guarda de sus casa, teniéndole atado si es de presa o ganado, cumpliéndolo en plazo de ocho días, pena 600 maravedíes.

  

   - (1660-1728), Instituto de Estudios Canarios -1967-.

80 Legajo 4,f.174, 13 Agosto 1666. Villa de Betancuria.
Como hay queja de los criadores por los daños que hacen los perros en los ganados, sin haberse cumplido lo mandado por la Justicia y este Cabildo, acordaron que pasados ocho días de pregón de este acuerdo, los maten, pudiendo tener uno sólo cada vecino y atado con cadena, pena de 2 ducados.

185 Legajo 5,f 65, 14 Octubre 1682. Villa de Betancuria.
Aumentando el daño que los perros hacen al ganado, y hay casa en que si el padre tiene seis hijos cada uno quiere tener su perro, mandaron que cada vecino no tenga más de un perro, usando cadena y matando a los demás.

  

(1729-1798), Instituto de Estudios Canarios -1966-.


34 Legajo 2,a,f.95, 13 Marzo 1737. Villa de Betancuria.
Habiéndose embarcado varios forasteros de otras islas dejando en los puertos uno o dos perros cada uno, que causan daños en el ganado, se acuerda se ordene a los Comisionados los maten y se prohiba a quien no sea criador o labrador, tenga perro alguno.

80 Legajo 4-a,f.12, 30 Agosto 1744. Villa de Betancuria.
Mandó que solo el que sea labrador o criador podrá tener perro, que de día estará atado y por la noche suelto, teniendo sólo uno cada uno, y que no los lleven consigo a los términos o donde hubiere ganado, salvo en las apañadas, siendo multados los contraventores con dos reales.

   En los "Acuerdos del Cabildo de Fuerteventura" (1605-1798), vemos que dos siglos después de la conquista insular, los perros en manos de campesinos majoreros, eran muy abundantes, y los utilizaban para varias tareas o funciones, su número era tan grande, que parecía que los gobernadores y señorío de la isla, tenían obsesión por erradicarlos.

 

  En nuestros días, el perro "Bardino Majorero" es muy apreciado como perro de guarda. Al no ser una raza muy extendida, los perros "Bardinos" comenzaron a cruzarse con otras razas, elevando el índice de mestizaje hasta el punto de estar la raza pura del "Bardino Majorero" al borde de la extinción. La recuperación de la población de perros "Bardinos" no se recuperó hasta los años 80 del siglo pasado.

   En 1979, se celebró en Gran Tarajal, en el municipio de Tuineje, la primera monográfica de la raza aglutinando a criadores, expertos y jueces, siendo el inicio del proceso para el reconocimiento de la raza por parte de la Real Sociedad Canina de España, gracias al trabajo de recuperación y difusión de la raza por parte de la Sociedad Protectora del Bardino (S.P.B.) en la isla majorera. Sin embargo, no es hasta el 14 de abril de 1994 cuando la Real Sociedad Canina de España reconoce al "Perro Majorero", como raza canina autóctona. Por diferentes motivos, entre otros el abandono del sector primario, o la introducción de razas caninas foráneas en la Isla, la raza majorera entra en un profundo declive, que la lleva al borde de su extinción. No existía ningún plan específico de cría y selección que cambiara el destino del "Perro Bardino Majorero". También la especulación existente había mermado la calidad racial. Por estos motivos, se funda la "Asociación para la Conservación del Perro Majorero" (ACPM). Que nace como iniciativa de manos de criadores, propietarios y aficionados, con el objetivo salvaguardar y fomentar la supervivencia del Perro Bardino Majorero.

   El tipo de selección seminatural que se llevaba haciendo históricamente por los campesinos de la isla de Fuerteventura es el mismo que ha dado lugar a una raza canina de gran resistencia física, fiel, temperamental, territorial... También es el que comenzó a mermar la raza por culpa del descontrol del mestizaje que poco a poco empezaba a ocupar el campo majorero. Evidentemente estos perros no eran desparasitados, vacunados y en la mayoría de los casos, ni siquiera bien alimentados.

   El perro que hasta esa fecha había en la isla sobrevivía sin problemas a pesar de carecer de condiciones de vida óptimas, llegando a ser muy longevo. Aquel tipo de selección consistía en que sólo se quedaban los ejemplares más apropiados, eliminando al resto. Se tenía muy pocas hembras, ya que se preferían los machos por creerlos más adecuados para la guarda y el trabajo con el ganado. Los posibles cruces, que se hacían al azar, generalmente eran con el perro más dominante. Aquellos perros que no eran territoriales, carecían de un temperamento adecuado, tuvieran algún tipo de problema de salud, fueran tímidos o miedosos, carecieran de fidelidad, etc, eran sacrificados.

   Resulta difícil hablar de la historia del Perro Majorero y del comienzo de su censo, estudio, cría y selección sin hablar de la “S.P.B”. Sociedad de suma importancia y del resultado de sus cruces provienen la mayoría de los perros con los que hoy se trabaja para su conservación.

   En el año 1.975 un grupo de estudiantes majoreros inicia una lucha a ultranza en pro de la recuperación del auténtico "Perro Bardino Majorero" y salvarlo de su extinción. De estos pioneros destacan con luz propia, por su entrega y compromiso con la causa, Casto Martínez, Casto Berriel y Guillermo Martínez. Los dos primeros, nombrados como presidente y vicepresidente de la S.P.B. y los tres, fundadores de esta sociedad. La falta de apoyo y ayudas económicas no mermó la entrega de estos luchadores pro"Bardino", trabajando desde los primeros años en la ardua tarea de localización y reseña para concluir con un meritorio censo sobre los perros en la isla.

   La segunda vez que se produce de una forma importante la introducción de muchos ejemplares de otras razas es cuando llega la Legión a Fuerteventura en 1.975 tras la retirada o pérdida del Sáhara, haciéndolo el Tercio Don Juan de Austria con 3.500 componentes que, junto con sus familias, llegaron casi a duplicar la población de Puerto del Rosario. En aquel año tenía censados 10.342 habitantes y la isla 23.175 en total.     Desde esa época comenzó a ser notoria la presencia del Pastor Alemán, perros de caza etc… y rápidamente comienza la hibridación con el perro propio de la antigua Maxorata. Posteriormente con la llegada del turismo y el progresivo aumento económico y poblacional que tuvo Fuerteventura unos años después, llegó un momento que comenzó a ser difícil ver un buen Perro "Bardino".

   A este grupo inicial que sentó las bases de esta gran obra se le sumaron otros entusiastas majoreros amantes de nuestra raza canina, con lo cual, aunando esfuerzos y ganas de trabajar se logró la fundación de la “Sociedad Protectora del Bardino” en Octubre de 1.981.
   La S.P.B fue presentada a nivel internacional en el “I Symposium de las Razas Caninas Españolas”, Córdoba del 19 al 21 de Marzo de 1.982. En este mismo año esta asociación presentó ante la Sociedad Canina de Canarias y en el “I Symposium de las Razas Caninas Españolas” una propuesta de estándar del "Perro Majorero", solicitando así mismo la concesión en su día del Club Español del Perro Majorero
   Los principales objetivos de esta asociación consistían en la cría, difusión y conservación del perro "Bardino" o "Majorero" y la fijación de unos caracteres que lo configuran como un excelente pastor y un respetado perro de guarda.

 

    El sistema de control que empleaba la sociedad era preservar las hembras (seleccionadas entre las mejores de la isla). A las perreras donde se encuentran las hembras eran llevados los sementales que, generalmente, eran propiedad de los socios o cedidos por la sociedad a otros. Después de la monta o apareamiento, eran devueltos a sus propietarios. 
   Los cachorros producidos eran seleccionados y cedidos gratuitamente a los socios (el patrimonio genético de estos perros era siempre propiedad de la S.P.B.), quienes se encargaban de su cuidado y alimentación. Estos perros debían estar siempre a disposición de la sociedad para ser utilizados como reproductores en caso necesario.
    Siendo el "Perro Bardino" un animal eminentemente de trabajo, la tendencia de la sociedad era distribuir los cachorros preferentemente entre aquellos socios que lo utilizaran para este fin. Por ello, eran pastores, ganaderos y propietarios de fincas y terrenos a guardar los más beneficiados. 
   Una de las principales metas que tenía la S.P.B. era la de acabar con la especulación a la que se había visto sometido el perro, ya que los pastores, que tradicionalmente los han tenido y los necesitan, no podían pagar las elevadas sumas que se estaban cobrando por los "Bardinos".        Esta meta se logró en gran medida al llevar la S.P.B. la política de ceder los perros de forma gratuita a sus socios.

  La S.P.B. era estricta a la hora de fijar si un perro era puro o no y aunque no consideraba taxativa ni cerrada la descripción del mismo si estableció (recogiendo la tradición) unas características sobresalientes del "Perro Majorero". Siendo éstas las recogidas en el estándar redactado por el veterinario Casto Berriel junto con un compañero de su facultad en el año 1.979 tras el estudio de un buen número de perros de gran tipicidad que habían sido localizados en el censo que comenzó en el año 1.975 en la isla de Fuerteventura y presentado ante la Sociedad Canina de Canarias y en el “I Symposium de las Razas Caninas Españolas” en el año 1.982.
   Durante una época, el Cabildo Majorero cede unas cochineras como instalaciones de la perrera de la S.P.B., siendo éste el único apoyo que tuvo dicha asociación por parte del Cabildo Insular de Fuerteventura ni de ninguna otra institución. También decir que nunca recibió subvención económica alguna para el mantenimiento de los perros ni para la conservación de la raza (hecho que puede verificarse en las actas del Cabildo) y el poco dinero con el que se contaba procedía de las cuotas de los socios y de restos de comida procedentes del bar de Don Juan Gutiérrez, que estaba situado en el barrio de Los Pozos en la ciudad de Puerto del Rosario y de algunos alimentos cedidos por el antiguo almacén de Don Miguel Gil, en el barrio del Charco, situado en la misma localidad. En esta época también colabora de forma intensa Antonio Mesa.
   La cesión de dichas cochineras, que estaban ubicadas en Casillas del Ángel, no duró siquiera una legislatura electoral. Los descendientes de los perros procedentes de la asociación eran llamados por muchos majoreros “los perros del Cabildo”.

   La última etapa de la sociedad, después de haber sufrido ese terrible placaje, consiguió que volviera a proliferar el número de descendientes de alta calidad y tipicidad a lo largo de la isla de Fuerteventura, consiguiendo erradicar en gran medida el fantasma de la extinción que pendía como una espada sobre la cabeza del "Perro Bardino Majorero".
   Los primeros y más importantes objetivos de aquellos que un día fundaron la sociedad se están empezando a cubrir aunque todavía les quedaba y queda mucho camino por andar.
   Los objetivos que pretendían a largo alcance eran conservar y fijar la raza, siempre velando por su mejora y fomento y pensando que culminaría con el reconocimiento del "Bardino" o "Perro Majorero" como raza estandarizada, ya que se veía como una silueta en el horizonte de la esperanza.

 

   La presencia y popularidad del perro "Bardino Majorero" siguen actualmente localizadas casi exclusivamente en el archipiélago canario, en especial en su isla de origen y se siguen apreciando sus aptitudes para el pastoreo. Aún hoy en día se continúan los trabajos de cruce y recuperación de la raza.

   Los perros "Bardinos Majoreros" no son en absoluto populares; es muy probable que si no se es aficionado a los perros o canario, o las dos cosas, no se oiga hablar nunca de ellos. De hecho, la raza ni siquiera está reconocida como oficial en la F.C.I. Por lo tanto, aunque es una raza con una historia centenaria, su reconocimiento es muy reciente.

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bardino majorero

Bardino Majorero en aptitud desafiante, como resultado de un carácter insobornable propio de esta raza.

Pastor acompañado de su perro.

(Grabado de Diston, principios del S.XIX).

Esta raza tiene su propia canción escrita por el autor Andrés Macías, compositor de muchas canciones del grupo los Gofiones, y esta "Polca" dice así:

“Yo tengo un perro bardino

que me trajo un majorero,

que no ladra, sino muerde...

¡Fuerte perro, caballero!

 

¡Ay qué perro bardino,

Ese perro majorero!

¡Ay qué perro bardino!

¡Fuerte perro, caballero!

 

Tenía buen apetito

desde que era bonifato;

no quedaba en esta isla

ni un conejo, liebre o gato.

 

¡Ay qué perro bardino (…)

 

Desde que creció un fisquito,

y cuando era buen guayete,

muchos lo reconocían

desde Telde hasta Agaete.

 

¡Ay qué perro bardino (…)

 

Pa qué les voy a contar,

desde que era un galletón

cada vez más tragaldaba

y siempre más socarrón.

 

¡Ay qué perro bardino (…)

 

Como era molestón

desde que llegó a sollajo

decidió el señor alcalde

a mandarlo pal carajo.

 

¡Ay qué perro bardino (…)

 

Y esta es la historia de un perro

que me trajo un majorero,

que no ladra, sino muerde...

¡Fuerte perro, caballero!”

 

¡Ay qué perro bardino (…)”

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